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El Papa Francisco hace historia y casa a dos miembros de la tripulación en el avión hacia Iquique



Es la primera vez que un Pontífice oficia una boda durante un viaje en avión



Paula, la jefa de personal de cabina, y Carlos, asistente de vuelo, subieron el jueves al avión del Papa con la ilusión de que bendijese sus anillos de boda durante el trayecto desde Santiago de Chile a Iquique, en el norte del país. No esperaban aterrizar felizmente casados y con un día de permiso por «luna de miel». Es el primer matrimonio que un Papa celebra en un avión.

En todos los viajes, Francisco saluda personalmente a cada asistente de vuelo y piloto, mientras se toman fotografías de recuerdo. En ese momento, ambos le enseñaron los anillos de matrimonio y, según Carlos, «le explicamos que estábamos casados solo civilmente, pues teníamos preparada la boda, pero nuestra iglesia la destruyó un terremoto».

Sucedió en 2010, y desde entonces habían dejado para más adelante la ceremonia religiosa. Con una sonrisa en los labios, Carlos ha añadido que «el Papa nos preguntó si nos queríamos, y al asegurarle que sí se ofreció a celebrar la boda, y además ahora y a bordo. Simplemente nos dijo: ‘Bueno, los caso’».

Paula, mucho más emocionada, no acertaba a añadir palabra a lo que contaba su marido en la cola del avión, justo donde media hora antes los dos había estado sirviendo los desayunos a los periodistas.

Según Carlos, «el Papa me preguntó: ‘¿Estás seguro?’ – ‘Sí’. Le preguntó lo mismo a Paula, y ella también dijo ‘sí’. Entonces preguntó si habría testigos y si se podía levantar el acta».

Actuaron como testigos un copropietario de la aerolínea y un funcionario vaticano, el director de los viajes del Papa, quien escribió el texto.

Francisco firma como «celebrante» debajo de las rúbricas de los esposos. Para no dejar cabos sueltos, ha dado indicación a un sacerdote chileno de que se haga el registro oportuno en la parroquia que corresponda, quizá la que habían previsto en 2010. A estas alturas, era un detalle menor.


Paula era ya jefa de cabina cuando conoció a Carlos en su primera jornada de trabajo como asistente de vuelo. Se enamoraron, se casaron y ella sigue siendo su jefa.

Media hora después de la inesperada ceremonia, ambos se reincorporaban a su trabajo sonriendo a los periodistas y luciendo sus elegantes uniformes como los mejores vestidos de boda.

Carlos ha añadido otro detalle: «El Papa nos dijo que ‘este es el sacramento que hace falta en el mundo’ y que ‘ojalá esto motive a otras parejas del mundo a contraer matrimonio’».

Paula ha comentado que ya no seguirán en el vuelo de la tarde con el Papa a Lima: «Nos quedamos un día en Iquique. Será una luna de miel pequeñita».


El consejo del Papa


Francisco les ha dado incluso un consejo sabio y sencillo para su matrimonio: «Es como los anillos, no deben ir demasiado apretados, pero tampoco demasiado sueltos».

Ante todo pensaban en dar la noticia al resto de su familia, pues «tenemos dos hijas, Rafaela de seis años e Isabel de tres».

El acta de matrimonio es una sencilla hoja de papel, un folio con pocas líneas escritas a mano. Pero su única frase contiene dos elementos únicos: «Sobre el vuelo papal en el trayecto de Santiago a Iquique» y «siendo el Santo Padre el Papa Francisco quien ha tomado el consentimiento».

Como siempre al final de las bodas, los periodistas han pedido con toda confianza: «¡Que se besen! ¡Que se besen!». Les daba un poco de vergüenza, pero terminaron haciéndolo en medio de los aplausos de todos. La siguiente frase de Carlos fue: «Por favor, abróchense los cinturones porque estamos a punto de aterrizar».






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