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El 2 de febrero, fiesta en honor de la Virgen de Montserrat



El próximo viernes 2 de febrero, en Silípica, se realizará la fiesta patronal en honor de la Virgen de Montserrat con la participación de un gran número de fieles que se llegan desde diversos puntos del país.
Las actividades comenzarán a las 7 con salvas de bombas. Continuarán a las 7.15 con el rezo del Rosario de la Aurora.
A las 9, recepción de autoridades y, a las 10, celebración eucarística y bautismos. Para las 11, fue programada la procesión y a las 12, almuerzo y fogón.
La imagen se encuentra en Villa Silípica, Santiago del Estero, y su fiesta tiene lugar durante el mes de febrero.







En 1890 se construye la capilla actual, anteriormente se erigía una de adobe.
En esta capilla, se encuentra la imagen de la virgen de Monserrat. Orestes Di Lullo, hacia la década del 50, refiere a su festividad del 2 de Febrero de la siguiente manera: "Las fiestas comenzaban el 1º con la llegada de los promesantes. A mediodía los mayordomos y alfereces echaban a vuelo las campanas y hacían disparos de fusil. Al anochecer de vísperas se oficiaban los ritos bajo la atención de nuevos alumbrantes (...) y una vez terminada la ceremonia se bailaba bajo los ramadones hasta medianoche. A la madrugada despertábase la gente al son de las campanas y de los disparos para asistir a las `calentadas´, se vestía y encaminaba a la iglesia donde los `dueños del día´ los recibían en el atrio (...) La Virgen ya estaba alumbrada y al salir el sol, entre repiques y estruendos, la gente visitaba al alferéz principal en casa del que se hacía el `recibimiento´ con baile y convite y más tarde se oficiaba la solmene misa (...). (p. 215).

Por su parte, la historia de la Virgen, tiene rasgos que la asemejan a la de Luján y Sumampa, haciéndola formar parte del grupo de las denominadas "porfiaditas".
En épocas de la Conquista, una de las tantas carretas que hacían el servicio de transporte de Córdoba a nuestra capital, y que conducía la sagrada imagen, pernoctó en Silípica, siguiendo una vieja costumbre, para continuar su viaje al siguiente día. Según se refiere todo lo que se hizo en este sentido resultó inútil, ya que los bueyes que conducían la carreta se "negaron" a continuar la marcha.

En principio se atribuyó ese inconveniente al cansancio de los animales. El jefe de la "expedición", por su parte, creyó más que en la circunstancia apuntada en la falla de pericia del encargado en manejar los bueyes a quien ordenaba insistentemente picarlos (urgirlos con la picana) recibiendo como respuesta la popularizada frase de "Sili-pica, señor", a la que, dicho sea de paso, se le atribuye el origen del nombre que lleva actualmente la villa.

Desesperados al no encontrar el modo de salvar el inconveniente que tan imprevistamente se les había, presentado, procedieron a desprenderse de lo que conducían en la carreta, dejando sólo en ella un pequeño cajón cuyo volumen y cuyo peso consideraron que no podrían influir con respecto a la fuerza de los bueyes.
Fracasada esa tentativa ante la admiración de todos, alguien tuvo la ocurrencia de bajar el cajón y como por arte de encantamiento los bueyes iniciaron la marcha conduciendo con facilidad el vehículo. Provisto éste nuevamente de su carga, incluso el cajón, de nuevo los animales se negaron a seguir adelante.

Completamente desorientados y luego de apelar a todos los recursos posibles, cargando y descargando la carreta repetidas veces, probaron mejor suerte prescindiendo únicamente del cajón, que empezó a despertar la curiosidad de todos. Llegaron a hablar de un milagro, que no tardaron en comprobar. La carreta era tirada por los bueyes cuando se le sacaba el "misterioso" cajón únicamente.

Impulsados por la curiosidad procedieron a abrir el mismo, ya que ignoraban su contenido. encontrándose ante la imagen de la Virgen. Advirtiendo o presintiendo, de acuerdo a los hechos señalados, un deseo de la misma expresado en forma tan original, resolvieron dejarla en el lugar haciendo entrega de ella a uno de los pocos pobladores que existían entonces.

Fue así que consiguieron continuar la marcha sin dificultad alguna, pasando la Virgen a convertirse en patrona de lo que más tarde había de ser la Villa Silípica, donde se le venera y se le festeja todos los años.
Fuentes: 
Di Lullo, O. (1960). Templos y fiestas religioso-populares en Santiago del Estero. Santiago del Estero: Talleres Gráficos Amoroso. 


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