El "milagro" de la Navidad diferente se repetirá esta noche en el Bº Mosconi
Tienes tiempo de ayudar hasta hoy. Puedes acercarte a la parroquia Santo Cristo, barrio Mosconi, a la altura de Libertad y Aguirre. Desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche.
Gentileza de Diario El Liberal
Hoy ni Luisa, ni Carlos, ni Tito ni decenas de santiagueños pasarán Nochebuena en soledad como lo venían haciendo durante largo tiempo. El “milagro” sucedió el año pasado y se repetirá esta noche cuando un puñado de jóvenes voluntarios de la parroquia Santo Cristo convierta la rotonda que está frente al templo en un amplio comedor, con adornos, mesas, sillas, vajilla, comida y bebida para recibir a desconocidos que por algunas horas se sentirán familia y disfrutarán de una Navidad diferente, comunitaria. La idea se le ocurrió a Nahuel Ingratta.
En realidad él la había escuchado de boca de una amiga tucumana durante una convivencia. Y coincidentemente el padre Alejandro Gordillo también se sentía inspirado a compartir la alegría del Nacimiento de Jesús de una manera distinta. Sólo que esperaba alguna “señal” para darle forma a esa celebración.
Una tarde, al finalizar el oficio de la Eucaristía y después de haberle pedido a Dios que le enviara algún signo de que debía llevar adelante su idea, apareció Nahuel en la puerta de la iglesia con una propuesta: -“Padre, hagamos una Navidad diferente”, recuerda que le dijo el joven que se desempeña como monaguillo en el templo. Y al sacerdote no le quedaron dudas. Ese era el servicio que prestarían en Nochebuena. “Solo no lo iba a hacer, por eso decidí contarle al padre Gordillo lo que un grupo de la Catedral de Tucumán venía haciendo por segundo año consecutivo. Le pareció buena la intención de reunir a personas en situación de calle o a quienes estuvieran solos para regalarles una Navidad en comunidad”, cuenta Nahuel, de 18 años, entusiasmado como el primer día. Pronto a Nahuel se le sumaron muchas otras buenas voluntades, como la de los jóvenes que forman parte de la vida parroquial y las de quienes se enteraron de la propuesta navideña y simplemente sintieron el deseo de sumar su ayuda.
Primero viajaron al “Jardín de la República” para asesorarse sobre cómo llevar adelante la campaña “Una Navidad diferente” y una vez que supieron todo lo que necesitarían empezaron a comunicar la propuesta a través del whatsapp, folletos y los medios de comunicación. Invitaban a colaborar con vajilla descartable, comida que no necesitara cubiertos, bebidas sin alcohol, cosas dulces y regalos; mientras los voluntarios visitaban el barrio y los sectores más vulnerables para ofrecer a personas en situación de calle, o en soledad, la posibilidad de una Nochebuena en compañía. Detrás de este proyecto, Nahuel veía cristalizarse su sueño personal: motivar a las personas a pensar en el otro y a ponerse al servicio del que más lo necesita. Lo bueno es que encontró a muchos jóvenes que como él tenían ganas de aportar su granito de arena, los mismos que esta noche dejarán por un rato a sus propias familias para crear para otros una celebración que les regale esperanzas de que las cosas pueden ser mejor.
“Me parecía algo hermoso darle la oportunidad a otra gente de pasar aunque sea uno de los 365 días del año de una manera diferente, y que más allá de la religión pensemos en estar al servicio del otro como seres humanos. Dios se encarga después de acercarnos a él”, dice Nahuel muy convencido. Y aclara que si bien al principio da miedo porque no se sabe cómo reaccionará la gente, los llamados telefónicos ofreciendo donaciones los alienta siempre a seguir adelante, y a continuar buscando a las personas a las que celebrar en comunidad les podría dibujar una sonrisas en sus rostros. Aquella primera noche de “Una Navidad Diferente” se reunieron 60 personas.
El grupo de voluntarios sigue abriendo puertas a todos los que quieran compartir una cena especial, tanto a los que deseen ser comensales como a los que quieran donar alimentos y regalos, los que se pueden hacer llegar a la parroquia Santo Cristo ubicada en el barrio Mosconi, a la altura de Libertad y Aguirre.
"Dejamos de ser desconocidos, nos volvimos familia"
Cuando el grupo de voluntarios de la parroquia Santo Cristo pensó en crear “Una Navidad Diferente” puso sus ojos en las personas en situación de calle que, en su mayoría, no tienen con quién, ni qué, compartir, en la cena de Nochebuena.
Sin embargo, la primera experiencia del año pasado les mostró otra realidad. La de santiagueños que por distintas circunstancias se encuentran viviendo solos y la propuesta de reunirse junto a otros a celebrar los animó a abandonar sus casas e ir al encuentro de desconocidos con los que terminaron sintiéndose familia.
“Sinceramente estar al servicio del otro me da una gran felicidad. Para mí no era pasar las fiestas con gente desconocida, era pasar con una familia, no la de sangre, pero sí con una familia. Dejamos de ser desconocidos y nos volvimos familia. Esta noche será igual”, explica Nahuel Ingratta, impulsor junto al padre Alejandro Gordillo de esta Navidad comunitaria. Y sobre el porqué ayudar, dice: “A mí me impulsa ayudar y servir a la gente para que por lo menos un día vivan de una manera especial. Todos tenemos realidades distintas, pero también todos vamos buscando la felicidad a través de las oportunidades que nos pone la vida. Servir es un hecho grande de fe y esperanza”.
“Yo creo que servir es un estilo de vida que contagia y anima a todos, especialmente a nosotros, los jóvenes. Uno se siente bien en el servicio y eso nos impulsa a ayudar a otra gente. El servicio aunque parezca algo tan simple tiene muchos detalles y muchos frutos de por medio”, reflexiona. Nahuel sumó a la tarea solidaria a su madre y a uno de sus dos hermanos. “Era la primera vez que ella no pasaba Navidad con su madre. Lamentablemente mi abuela falleció este año. Para mí fue muy lindo que mi familia me acompañara en este sueño y sé que mi mamá también se sintió feliz de hacerlo, aunque no haya pasado esa última Navidad con su madre”.
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