Lo ƚltimo

Papa: aportemos lo que tengamos, por poco que parezca


El jueves 18 de enero Francisco se despidiĆ³, a primeras horas de la maƱana, de la Nunciatura de Santiago de Chile para viajar a Iquique, distante 1450 km que recorriĆ³ en dos horas y veinte minutos de vuelo, Ćŗltima diĆ³cesis chilena de esta primera etapa de su viaje apostĆ³lico antes de emprender su vuelo a PerĆŗ

MarĆ­a Fernanda Bernasconi ā€“ Ciudad del Vaticano
Gentileza de Vatican News

ā€œQue MarĆ­a, bajo las distintas advocaciones de esta bendecida tierra del norte, siga susurrando al oĆ­do de su Hijo JesĆŗs: ā€˜No tienen vinoā€™, y en nosotros sigan haciĆ©ndose carne sus palabras: ā€˜Hagan todo lo que Ɖl les digaā€™ā€. Con estas palabras el Papa concluyĆ³ su homilĆ­a de la Santa Misa celebrada en honor de Nuestra SeƱora del Carmen, Madre y Reina de Chile. La celebraciĆ³n eucarĆ­stica tuvo lugar en el Campo Lobito de Iquique y su intenciĆ³n fue por la integraciĆ³n de los pueblos.



ā€œ Vengo como peregrino a celebrar con ustedes esta manera hermosa de vivir la fe ā€

Tras comentar el Evangelio que refiere el primero de los signos de JesĆŗs que hizo en la ciudad de CanĆ” de Galilea, Francisco dijo que contiene un mensaje que es fuente de gozo y que relacionĆ³ con esa alegrĆ­a que se contagia de generaciĆ³n en generaciĆ³n y de la cual somos herederos. De ahĆ­ que haya afirmado:


ā€œĀ”CĆ³mo saben ustedes de esto, queridos hermanos del norte chileno! Ā”CĆ³mo saben vivir la fe y la vida en clima de fiesta! Vengo como peregrino a celebrar con ustedes esta manera hermosa de vivir la fe. Sus fiestas patronales, sus bailes religiosos ā€“ que se prolongan hasta por una semana ā€“, su mĆŗsica, sus vestidos hacen de esta zona un santuario de piedad popular. Porque no es una fiesta que queda encerrada dentro del templo, sino que logran vestir a todo el poblado de fiesta".

"Ustedes saben celebrar cantando y danzando la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante de Dios. AsĆ­ llegan a engendrar actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptaciĆ³n de los demĆ”s, devociĆ³nā€.

El Papa tambiĆ©n dijo que en este clima de fiesta, el Evangelio nos presenta la acciĆ³n de MarĆ­a para que la alegrĆ­a prevalezca. SĆ­, porque Ella estĆ” atenta a todo lo que pasa a su alrededor y, como buena Madre, no se queda quieta y asĆ­ logra darse cuenta de que en la fiesta, en la alegrĆ­a compartida, algo estaba sucediendo: habĆ­a algo que estaba por ā€œaguarā€ la fiesta.



ā€œ MarĆ­a anda por nuestros poblados, calles, plazas, casas, hospitales ā€


ā€œY asĆ­ MarĆ­a anda por nuestros poblados, calles, plazas, casas, hospitales. MarĆ­a es la Virgen de la Tirana; la Virgen Ayquina en Calama; la Virgen de las PeƱas en Arica, que anda por todos nuestros entuertos familiares, esos que parecen ahogarnos el corazĆ³n para acercarse al oĆ­do de JesĆŗs y decirle: mira, ā€˜no tienen vinoā€™ā€.



ā€œ Cristo vino a este mundo no para hacer una obra solo, sino con nosotros ā€

ā€œY luego no se queda callada, se acerca a los que servĆ­an en la fiesta y les dice: ā€˜Hagan todo lo que Ɖl les digaā€™. MarĆ­a, mujer de pocas palabras, pero bien concretas, tambiĆ©n se acerca a cada uno de nosotros a decirnos tan sĆ³lo: ā€˜Hagan todo lo que Ɖl les digaā€™ā€.



ā€œ Cada uno de nosotros estĆ” invitado a ser parte del milagro para otros ā€

ā€œHermanos, Iquique es tierra de sueƱos ā€“ eso significa el nombre en aymara ā€“ tierra que ha sabido albergar a gente de distintos pueblos y culturas que han tenido que dejar a los suyos, marcharse. Una marcha siempre basada en la esperanza por obtener una vida mejor, pero sabemos que va siempre acompaƱada de mochilas cargadas con miedo e incertidumbre por lo que vendrĆ”. Iquique es una zona de inmigrantes que nos recuerda la grandeza de hombres y mujeres; de familias enteras que, ante la adversidad, no se dan por vencidas y se abren paso buscando vidaā€.


ā€œEllos ā€“ prosiguiĆ³ diciendo el Papa Francisco ā€“ especialmente los que tienen que dejar su tierra porque no encuentran lo mĆ­nimo necesario para vivir, son icono de la Sagrada Familia que tuvo que atravesar desiertos para poder seguir con vidaā€. Y aƱadiĆ³:

ā€œEsta tierra es tierra de sueƱos, pero busquemos que siga siendo tambiĆ©n tierra de hospitalidad. Hospitalidad festiva, porque sabemos bien que no hay alegrĆ­a cristiana cuando se cierran puertas; no hay alegrĆ­a cristiana cuando se les hace sentir a los demĆ”s que sobran o que entre nosotros no tienen lugarā€.



RecomendaciĆ³n de Francisco: decir como MarĆ­a: ā€œNo tienen vinoā€ 

ā€œComo MarĆ­a en CanĆ”, busquemos aprender a estar atentos en nuestras plazas y poblados, y reconocer a aquellos que tienen la vida ā€˜aguadaā€™; que han perdido ā€“ o les han robado ā€“ las razones para celebrar. Y no tengamos miedo de alzar nuestras voces para decir: ā€˜No tienen vinoā€™ā€.


DespuĆ©s de referirse al clamor del pueblo de Dios, el clamor del pobre, que tiene forma de oraciĆ³n y ensancha el corazĆ³n y nos enseƱa a estar atentos, Francisco pidiĆ³: ā€œEstemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotaciĆ³n que exponen a tantos hermanos a perder la alegrĆ­a de la fiesta. Estemos atentos frente a la precarizaciĆ³n del trabajo que destruye vidas y hogares. Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en Ā«reglaĀ». Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familiasā€.

ā€œ No tengamos miedo a dar una mano ā€

ā€œComo los servidores de la fiesta aportemos lo que tengamos, por poco que parezca. Al igual que ellos, no tengamos miedo a ā€œdar una manoā€, y que nuestra solidaridad y nuestro compromiso con la justicia sean parte del baile o la canciĆ³n que podamos entonarle a nuestro SeƱorā€.


Aprovechemos tambiĆ©n a aprender y a ā€œdejarnos impregnar por los valores, la sabidurĆ­a y la fe que los inmigrantes traen consigoā€, dijo el Papa Bergoglio y sin privarnos de ā€œtodo lo bueno que tienen para aportarā€.

Y dejemos a JesĆŗs que termine el milagro, transformando nuestras comunidades y nuestros corazones en signo vivo de su presencia, que es alegre y festiva porque hemos experimentado que ā€œDios-estĆ”-con-nosotrosā€, porque hemos aprendido a hospedarlo en medio nuestro.

AlegrĆ­a y fiesta contagiosa ā€“ dijo ā€“ que nos lleva a no dejar a nadie fuera del anuncio de esta Buena Nueva.






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